Entendemos a la
comunicación con sus exigencias de intercambio, reciprocidad, dialogo, simetría
y libertad, todo esto es posible en todos aquellos grupos que logran
organizarse y funcionar en democracia. Desde la comunicación la democracia se
entiende como el uso y ejercicio responsable de poder de a palabra de cada uno
como medio para llegar al poder de la palabra de todos los integrantes del
grupo y de esa forma, lograr objetivos del mismo.
Nadie
nace sabiendo comunicarse dialógica, simétrica y libremente, sobre todo cuando
se vive en sociedades no democráticas, en las que la comunicación es
monológica, asimétrica y no de libre expresión. Pero todos podemos ir
aprendiendo y ejercitando el dialogo, la simetría y la libertad entre sujetos
que se conciben autónomos entre sí, aun en ciertos circunstancias adversas.
El aprendizaje y
ejercicio de una comunicación dialógica, simétrica y libre son útiles, convenientes y necesarios para el
desarrollo de sujetos colectivos:
a)
Para
consolidar las relaciones ad intra (hacia adentro) del grupo (comunicación
intragrupal).
b)
Para
iniciar y mantener las relaciones inter (entre) un grupo y otro (comunicación
intergrupal)
Tres principios
validos para cualquier forma, nivel y tipo de comunicación y por tanto, para la comunicación intragrupal e intergrupal
son:
a) Una
comunicación abierta hacia “el otro” para presentarse frente a él tal como uno
es, como unos piensa y siente y expresar esto en las acciones (principio de
congruencia).
b)Una
actitud permanente de escucha y de mirada “al otro” sin prejuzgar sus
pensamientos y sentimientos y menos sin decodificarlo por el simple hecho de
que no esté de acuerdo con el (principio de reconocimiento).
c) Una
actitud benevolente hacia el otro que permite adentrarse hasta donde sea
posible, sin negar la propia identidad, en pensamientos y sentimientos y
considerarlos como propios, como única vía para establecer con él relaciones de
simpatía o compasión (principio de empatía).
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